¿Espectro, zombi, muñeca? ¿Pero qué hay de la Mujer Araña? Muchos quisieron compararla a una grasienta tristeza gigante que marchaba por las calles de una capital tentacular, cuando el tiempo humano era apenas un proyecto en la mente de las Parcas. La Mujer Araña al nacer tenía el tamaño de una perla y se fue desenvolviendo de las natas maternales moviendo sus dedos y piernas hasta volverse sustancia que se propaga de mente en mente. Los hombres que temieron su belleza inventaron el concepto de pecado; las mujeres que siguieron sus pasos terminaron en una mazmorra, locas y desnudas.
Luego, cuando la distangustia comenzó a inventar los orígenes del universo, en una época en la que ya no se sabía en qué tiempo se estaba viviendo ni en qué espacio se estaba yaciendo, decidieron encerrar a la Mujer Araña en un prostíbulo de acero. Eran los tiempos en que una epidemia de amor mató a todos los gigantes que ya se encontraban enfermos.
Juan I. Munoz
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Nicolas Uribe